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Hoy no traigo mucha inspiración, pero este blog es más un tablero de control que un mural poético.

Mi sistema de administración personal en vida.founder.mx ya está vivo y corriendo, y hasta lo uso para organizar mis proyectos en kanban (sí, me organizo… al menos en teoría). Armé también una landing en yo.jgz.sh con todas mis redes, con la idea de algún día imprimir tarjetitas mágicas que apunten ahí y funcionen como CV interactivo.

El ERP sigue en huelga creativa, cero avances. En vez de resolverlo, mi cerebro aplica la técnica ninja de pensar en más proyectos. Resultado: ya estoy escribiendo cursos de bases de datos en DBA.MX. Solo me falta cuadrar números para lanzar.

También debo la sesión de fotos de los armazones para mi tienda de lentes en inusual.mx. Entre tanto, mi cabeza parece navegador con 87 pestañas abiertas. La estrategia: volcar esa energía en proyectos para que no me coma vivo.

¿Enfoque? No mucho. ¿Avance? Sí. Lento, raro, pero avance.

Hoy fue un día de acción: instalé varias aplicaciones en mi VPS usando Docker, cada una en su propio subdominio. Configuré una VPN con Wireguard, un DNS con Pi-hole y el sistema de automatización n8n. ¡Y eso no es todo! Todavía tengo una lista de pendientes por atacar. Mi sistema de administración de presupuestos personales ya está listo para recibir usuarios, pero aún no doy con el momento ni la forma ideal para promocionarlo.

Por otro lado, me levanté a las 6 de la mañana y caminé 8 km. Estoy agotado, pero hay algo gratificante en ese cansancio. Quiero que hoy sea un día muy provechoso, ¡y voy por buen camino!

Llevo meses puliendo la idea de una aplicación que vaya mucho más allá de un simple gestor de tareas. Después de barajar nombres y dominios, ninguno me convencía… hasta que descubrí vida.founder.mx, porque en el fondo habla de lo que somos: fundadores de nuestra propia vida. No quiero que esta herramienta sea fría ni mecánica; aspiro a crear un espacio donde gestiones tus proyectos, presupuestos y ahorros, pero también conectes con tu “ikigai”, esa fuerza que da sentido a todo lo que hacemos. Cuando tenemos clara nuestra razón de ser, cada propósito, cada emprendimiento, adquiere una claridad y una pasión que ninguna hoja de cálculo puede igualar.

Hoy fui a renovar mi licencia de conducir. ¿El resultado? Más de 4 horas bajo el sol, solo para poder pagar. No me cabe en la cabeza: si el gobierno busca nuestro dinero, debería ponérnoslo fácil, no difícil. ¡Jamás deberías castigar a quien está dispuesto a pagarte!

Sinceramente, nada de esto tiene sentido. Si pudiera, yo mismo les regalaría la programación de un sistema de filas inteligente: llegas, registras tu celular, y te avisan cuándo es tu turno para tomar tu lugar en la fila. Así, todos ganan: el gobierno, los empleados, las personas que pagan y hasta los comercios cercanos.

Un cambio tan simple podría mejorar la experiencia de todos… ¿Por qué hacerlo tan complicado?

Lo raro de crecer: pasas años temiendo ser diferente, y luego, de pronto, todos quieren ser únicos.
La hiperindividualidad del internet nos empuja a soñar con ser especiales, pero al mismo tiempo, nos da miedo mostrarnos. Así que nos escondemos tras memes y frases ajenas, por si acaso. Solo compartimos lo “espectacular”.
Y no lo digo por los demás, lo digo por mí. Me he visto haciendo eso.
Pero creo que mostrarnos como somos, aunque dé miedo, es necesario. Nadie crece solo, y nadie debería esconderse por miedo a ser juzgado. Al final, los que critican fracasos ajenos… suelen ser los que no se atreven.

Sigo dándole vueltas a lo que quiero hacer con mi vida, pensando en cuál debería ser mi siguiente paso. Una palabra que se me viene mucho a la cabeza es “libertad”: libertad para estar donde yo quiera y para hacer lo que me apetezca. Me he imaginado dedicándome a estudiar, aprender y compartir conocimientos. Iniciar una academa podría ser una opción en el futuro, pero ahora mismo no lo veo. Lo que más me atrae por ahora es investigar por mi cuenta; solo de pensarlo me entusiasmo.

Ya empecé tres proyectos principales: un ERP, un sistema de administracion financiera personal y teoría de lenguajes de programación. Todavía estoy viendo cómo llevar todo esto adelante y encontrar la mejor manera de hacerlo. Realmente quiero que esto funcione y te iré contando cómo va todo.

Leonardo da Vinci, Ramanujan y Aaron Swartz.

Cada uno ha quedado inmortalizado a través de lo que dejó plasmado.

Leonardo da Vinci volcó su genialidad en cuadernos donde mezcló ideas, reflexiones y bocetos. Hoy, su legado vive no solo en sus obras de arte, sino en cada página que escribió y en las historias que narran su vida.

Ramanujan, decidido a que sus descubrimientos no desaparecieran con él, hizo de la publicación su misión personal. Sus contribuciones se abrieron camino en la historia, y ahí permanecen, resguardadas en el conocimiento compartido.

Aaron Swartz dio forma al software y fue un abanderado del conocimiento abierto y la libertad en la web. Sus textos y su incansable trabajo por liberar la información lo han hecho eterno en la memoria colectiva.

Y ahora te escribo esto, ¿Alguna vez has pensado en dejar huella en la historia a través de tus ideas y palabras? Hazte esa pregunta una y otra vez, y verás cómo, a lo largo de tu vida, irás encontrando respuestas —y nuevas preguntas— en el camino

Hago planes, planes y planes, pero nunca conozco cual sera el siguiente paso que voy a dar, es solamente para sentir que tengo control, pero no siempre sale de esa forma.

El sueño inalcanzable que tengo, es poder crear algo mas grande que yo mismo, dejar un legado mas grande que yo mismo.

Me divierte el proceso de escribir, una de las distintas razones por las cuales no me dedico a hacer videos como hacen muchos.

Escribir no es lo mas divertido, lo mas divertido es investigar, aprender, tomar notas, reflexionar en el tema, hacer muchas pruebas y luego escribir el articulo, no obstante ya estoy empezando a grabar para también hacer vídeos.

Toda esta pagina es una distracción de mis trabajos como excusa (o herramienta) para aprender y pensar.